Los cupcakes se han puesto muy de moda en los últimos años. Aunque parezcan una novedad lo cierto es que llevan haciéndose más de doscientos años. De hecho la primera mención a ellos aparece en un libro de cocina americano de 1796, American Cookery, or the art of dressing viands, fish, poultry, and
vegetables, and the best modes of making pastes, puffs, pies, tarts,
puddings, custards, and preserves, and all kinds of cakes, from the
imperial plum to plain cake: Adapted to this country, and all grades of
life, de Amelia Simmons.Es el primer libro de cocina americana del que se tiene noticia. Básicamente los cupcakes son magdalenas de distintos sabores y colores, de tamaño generalmente pequeño, que se adornan con cremas también de formas y colores diferentes.
Nunca he querido hacerlos porque me parecen excesivamente calóricos, es como añadir el insulto a la injuria. Me producen curiosidad y, por tanto, he dado un primer paso horneando estas magdalenas que bien pudieran utilizarse para la base dado que no salen con demasiado copete ni resultan excesivamente dulces.
100 ml de leche
1 cucharada de zumo de limón
70 grms de mantequilla a temperatura ambiente
130 grms de azúcar
1 cucharadita de azúcar avainillado
1 huevo a temperatura ambiente
150 grms de harina
1 cucharada sopera colmada de cola-cao
1/2 sobre de levadura Royal
1 cucharadita de bicarbonato
En la cocina americana se utiliza con frecuencia lo que denominan buttermilk, esto es, el suero que queda después de batir la nata para que se haga mantequilla. Allí es tan común en los supermercados como pueda ser la leche o la nata líquida. Puede sustituirse por la cantidad equivalente de yogur o bien por la cantidad equivalente de leche a la que le añade un poco de zumo de limón para que se corte. Es lo que he hecho en esta ocasión. Le eché una cucharada de zumo de limón a la leche y la dejé reposar 15 minutos.
Mientras tanto fui preparando el resto de ingredientes. Tamicé en un bol la harina con el cola-cao, la levadura y el bicarbonato.
Precalenté el horno a 180 grados. En otro bol batí la mantequilla con el azúcar y el azúcar avainillado durante 3 minutos, rebañando bien los laterales del bol.
Añadí entonces el huevo y volví a batir durante otro par de minutos hasta que estuvo bien incorporado.
A continuación, batiendo a velocidad suave, fui añadiendo la mezcla de harina, cola-cao, levadura y bicarbonato, alternándola con la mezcla de leche y limón, en tres tandas: primero harina, luego buttermilk, luego harina, luego buttermilk para terminar con el resto de la harina. Quedó una masa bastante líquida.
Fui rellenando los moldes con esta mezcla, dejando como 1 dedo para llegar al borde. Los coloqué en bandejas de magdalenas para que mantuvieran su forma.
Hice 6 más grandes y 12 más pequeños. Y al horno con ellos 20 minutos. Os aconsejo que a partir del minuto 15 los vayáis vigilando. Ya sabéis que cada horno es un mundo. Los dejé enfriar sobre la encimera y listos para comer.
Bon appétit!
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