Suelo hacer la pierna de cordero asada entera pero últimamente he descubierto lo estupenda que queda con distintos aderezos si se cocina cortada en chuletas. A diferencia de las chuletillas que tienen mucho hueso y poca carne, la pierna de cordero nos da chuletas que tienen mucha carne y poco hueso. El cordero es contundente así que con una buena guarnición una pierna cunde mucho. En esta ocasión lo he preparado acompañado de patatas y tomate y aliñado con ajo y hierbabuena. Os lo recomiendo.
Ingredientes (6 personas)
1 pierna de cordero
3 ajos
15 hojas de hierbabuena
sal
pimienta negra
3 cucharadas de agua
2 patatas
1 tomate grande
1/2 vasito de vino blanco
aceite de oliva
En la carnicería pedís que os corten la pierna en chuletas gorditas. Ellos lo hacen fácilmente con sus máquinas de cortar. La carne debe estar macerándose por lo menos una hora (el tiempo de pelar y primer asado de las patatas) aunque cuanto más tiempo la tengáis en su aliño más sabor absorberá. O sea que podéis tenerla marinándose toda la noche. En cualquier caso, para preparar la marinada majáis en el mortero los ajos, un buen pellizco de sal, pimienta negra molida al gusto y las hojas de hierbabuena.
Añadís el agua y le dáis unas vueltas pra que se mezcle todo bien.
Y, a continuación, añadís 4 cucharadas de aceite al mortero y lo removéis con una cucharita para que empiece a emulsionarse un poco.
Untáis las chuletas de cordero con esta mezcla y las vais colocando en un bol. Echáis por encima la marinada que sobre. Si vais a hacer el guiso inmediatamente no metáis el bol en la nevera. Así la carne se irá atemperando. Si la vais a marinar toda la noche, pues a la nevera con el bol.
Precelentáis el horno a 190 grados. Untáis de aceite el fondo de una fuente de horno. Peláis y laváis las patatas. Las cortáis en rodajas como en un cm. Las colocáis en el fondo de la fuente.
Laváis el tomate y lo cortáis en rodajas, también de un cm. Y depués cortáis cada rodaja a la mitad. Las colocáis encima de las patatas. Salpimentáis todo.
Y al horno durante 40 minutos.
Colocáis encima las chuletas, distribuyendo por encima la marinada que pudiera sobrar. Lo regáis con el medio vasito de vino blanco. Recordad, cuanto mejor sea el vino, mejor saldrá el guiso.
Y otros 20 minutos al horno.
Podéis llevarlo a la mesa en platos individuales, con las patatas y el tomate como guarnición.
Bon appétit!
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