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miércoles, 9 de enero de 2013

Nabos y zanahorias al gengibre / Ginger turnips with carrots

En nuestra Castilla los nabos ("Cada cosa a su tiempo y los nabos en Adviento") se usan poco hoy en día. Quizá los encontramos en el cocido y poco más. En casa se hacían, a veces, simplemente cocidos y con un refrito de ajos y pimentón. Yo creo que la receta venía de mi madre, aragonesa. Buscando por Internet he encontrado mención a ellos en un pasaje de El Buscón (c1603-1605) de Quevedo en el que describe el plato con que el dómine Cabra alimentaba (por decir algo) a sus pupilos"¿Nabo hay? No hay perdiz para mí que se le iguale. Coman, que me huelgo de verlos comer." Ah, el gran Quevedo, no me puedo resistir a poneros un trocito de la descripción que del dómine Cabra hace Don Francisco: "... era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, ... la nariz, de cuerpo de santo, ... los dientes, le faltaban no sé cuántos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida que parecía se iba a buscar de comer forzada de la necesidad; los brazos secos; las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas... si se descomponía algo, le sonaban los huesos como tablillas de San Lázaro." Si no lo habéis leído, os lo recomiendo totalmente.
En fin, volviendo a los nabos, aquí los tenéis en una receta estupenda como acompañamiento para carnes y asados. El gengibre les da un toque exótico que contrasta muy bien con la dulzura de las zanahorias.
 Ingredientes
2 nabos
2 zanahorias
2 trocitos de gengibre fresco
75 grms de mantequilla
2 cucharadas de azúcar
1 pellizco de sal
pimienta negra
12 nueces
Empezamos preparando las verduras. Pelamos los nabos, las zanahorias y el gengibre.
 Cortamos primero los nabos en rodajas.
Y, después, cortamos cada rodaja en palitos.
Cortamos las zanahorias en tres a lo largo y, después, cada trozo en dos o tres tiras que volveremos a cortar a la mitad y luego en trocitos.
Picamos el gengibre finamente. Es bastante leñoso y tiene un perfume delicioso.
Derretimos la mantequilla en una sartén grande. Añadimos los nabos, las zanahorias y el gengibre junto con un pellizco de sal, el azúcar y pimienta negra molida.
Lo mezclamos todo bien y lo tapamos con una hoja de papel de horno a la que habremos hecho un agujero en el centro.
Lo dejamos hacer a fuego medio durante cinco minutos.
Retiramos el papel y le añadimos las nueces peladas y picadas.
Lo mezclamos todo y lo dejamos hacer, destapado, a fuego medio, durante ocho minutos, removiendo de vez en cuando. Se evaporará el líquido que vayan soltando las verduras y se caramelizarán por el azúcar que les habíamos añadido.
Servimos caliente, como acompañamiento para un buen asado o unos simples filetes.
Bon appétit!

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